¿Te imaginás arrojar algo hoy que puede perjudicar la vida de los seres vivos hasta el 2520? Seguramente pensaste en algún tipo de químico o virus. Pero la respuesta es más sencilla y lamentablemente todos -o la inmensa mayoría- lo hacemos a diario. Brotera Casilda emprendió una nueva campaña de concientización para volver a las fuentes y reducir considerablemente la utilización de bolsas de plástico.

El pasado 3 de julio se celebró el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico y la jornada invita a marcar un punto de inflexión. Sobre todo en una ciudad donde existe una ordenanza que está vigente desde hace casi 12 años y que prohibe el expendió de recipientes fabricados con polietileno de baja densidad.

Lejos de tratarse de un capricho, la norma que se aprobó en el Concejo vino a regular una problemática grave. Que es sencilla de explicar de forma matemática. Cuando objeto de plástico tarda entre 400 y 500 años en degradarse, es decir, en desaparecer por completo de la faz de la Tierrra. Sacá la cuenta de las generaciones que lidiarán con una simple bolsa.  

Mientras tanto, ese deshecho estará deambulando en la tierra, en forma de micropartículas en el aire que respiramos y, peor aún, llegará al mar. Poniendo en riesgo la vida de la fauna marítima. 

¿Podemos cambiar la ecuación?

Brotera y COLOMA están insistiendo nuevamente para que la Ordenanza Nº1659 vuelva a tener sentido. Porque lo cierto es que los comercios que la cumplen son contados con los dedos de la manos. Allí es donde los ecologistas apuntan a la conciencia del consumidor. Invitando a rechazar las bolsas de plásticos que se ofrecen en mercados, utilizando otras alternativas, como la tela.

La propuesta de Brotera es bien ambiciosa, porque incluso alienta a que cada ciudadano encuentre recipientes que puedan ser útiles para cargar alimentos de los rubros: carnicería, verdulería y heladería. Todo es posible y depende de la buena voluntad.

La ordenanza

El 12 de noviembre de 2018, el Honorable Concejo de la Casilda sancionó la Ordenanza Nº1659, prohibiendo el uso de bolsas de polietileno. Los comercios tenían 180 para adecuarse a la nueva situación, y si bien en un primer momento, la acción surtió su efecto, fue perdiendo peso.

Dentro de la normativa también se exceptuó a las bolsas destinadas a contener: pescado, carne vacuna o de aves, frutas y vegetales, lácteos, hielos y comida elaborada -fría o caliente-.

Las infracciones que se estipulan van desde el apercibimiento, multas de 50 a 150 unidades fijas, hasta la clausura de los locales por el término de tres días hábiles. Al día de hoy nadie parece recordarlo o siquiera considerarlo.