La continuidad de Jorge Sampaoli al frente de la selección entró en el terreno de la duda. Mientras que algunos lo marcan como sentenciado a irse, otros toman reparos en función del contrato vigente que recién admite revisiones tras la Copa América de 2019.

Lo concreto es que este martes regresará desde Moscú a Buenos Aires, sitio en el que se retomará el diálogo con los directivos de la Asociación del Fútbol Argentino. La idea de estos es generarle condicionamientos para que renuncie, opción que no pasa por la cabeza del Zurdo.

El vínculo que sellaron ambas partes hace poco más de un año indica que, desde lo formal, el proceso debe continuar hasta Qatar 2022, pero puede evaluarse en 2019. Es decir, este plazo urgente que se trazó tras la eliminación del sábado, no existe. Si la relación se corta de inmediato, será en virtud de una imposición lo cual tiene su costo.

Más allá que los representantes de AFA no precisen la suma, es una cifra alta dado que Sampaoli dejó Sevilla en una muy buena posición y debía rescindir dinero para ser el Seleccionador Nacional, por ende, llegó con sus condiciones y se las aceptaron.

El Zurdo no pretende nada del otro mundo. Simplemente que se respete un acuerdo y continúe un proceso que firmado con la mano y bancado con el cuerpo. Natural en muchos partes del mundo, todo un problema en un sistema como el del fútbol nuestro de cada día.