El Casildazo fue la respuesta de una comunidad arrebatada y destruida, la manera más eficaz de hacerse oír, de manifestar indignación y dolor. La unión hizo la fuerza y un tercio de la localidad se dió cita para ir contra las empresas recaudadoras del estado, (AFIP y API), la Empresa Provincial de la Energía, y la por entonces Aguas Provinciales. La marcha fue algo inédito, aproximadamente a las 11 de la mañana, una multitud se concentró para dar paso lento y parejo a la movilización.

En diálogo con Radio Casilda, Daniel Scopetta indicó: "Este suceso trazó una línea en la ciudad, dejó una huella muy profunda entre quienes participaron y quienes no, era una multitud impresionante", y agregó: “Ningún domicilio particular fue atacado, tampoco el palacio municipal, desde la intendencia nos apoyaron y se pusieron a la cabeza de la manifestación”.

La situación en la ciudad era alarmante, según lo comentado por Scopetta “En la calle Buenos Aires, desde La Unión y hasta calle Washington, había 30 locales comerciales cerrados, había más de 3500 desocupados”. Además aseguró que la mayoría de los que coparon la vía pública “eran conocidos, no es verdad que había infiltrados, la sociedad estaba devastada”.

El Casildazo queda en la retina y es imposible borrarlo, cada enero, trae consigo el recuerdo de una mañana ardiente que dejó detenidos y heridos, que buscó expresar el malestar general, a raíz de esto Daniel comentó: “Lo que pasó es similar a lo que actualmente vivimos, hay un porcentaje muy grande la sociedad que está muy mal pero hay una parte muy pequeña que se ha beneficiado como nunca”, y concluyó: “Te hacen creer que esto no te lleva a nada y que todo lo que pasó fue malo, pero este país estuvo mucho mejor en otras ocasiones”.