Tenía 27 años, no era oriunda de la localidad pero había adoptado el pueblo como su segundo hogar. De hecho, prestaba tareas en el frigorífico de Arequito y llevaba una vida sana. Pero todo se rompió el 12 de julio de 2002. Un compañero de trabajo la mató sádicamente y abandonó su cuerpo en una trapera a tres kilómetros de la localidad. Se llamaba Stella Maris Godoy y las lágrimas de sus afectos se siguen derramando.

El dolor que ha provocado el asesinato de Julieta Del Pino en la región, no es nuevo. Hay más historias crueles, violentas y que generan impotencia en los alrededores. La mañana del 12 de julio de 2002 se produjo otra sangriento desenlace, que tuvo como víctima una joven entrerriana que vivía en Arequito.

Los relatos de la época dan cuenta que Stella Marías Godoy era hostigada de manera permanente por un hombre con el que compartía espacio laboral. Quien llegó a amenazarla en reiteradas ocasiones y le provocó una muerte brutal. Tenía golpes en uno de sus ojos y en la sien, además de cortes profundos. Su femicida utilizó un bloque de cemento para golpearla con furia y producirle múltiples fracturas.

El homicida fue condenado, no sin antes tener que escuchar un irrisoria declaración y luego de varias marchas del silencio que se proyectaron en Arequito. El Colectivo Feminista que se formó en la localidad dio a conocer un escalofriante relato narrado por una de sus amigas y reclamó por aquellos que fueron cómplices de esta triste historia.

El texto completo    

Tengo 27 años. Trabajo en el frigorífico local. El día 12 de julio de 2002, 7:20 de la mañana, salí de mi casa caminando hacia mi trabajo al que nunca llegué. Decidí hacerlo caminando, ya que cuando lo hacía en bicicleta siempre aparecía la cubierta cortada. Entonces desistí de usarla. En reiteradas oportunidades cuando me ponía mis botas de trabajo estaban orinadas, en mi comida había apositos femeninos y una amenaza de mi compañero de trabajo "vas a aparecer muerta en una cuneta con el culo rota", era algo cotidiano con lo que me encontraba en mi trabajo.

Desde ahí, ese día a las 9:00 de la mañana llaman a mi novio preguntando porque no había asistido, conociendo de mi situación laboral .

A las 10 de la mañana denuncian mi desaparición, para actuar la Policía debe esperar 24hs . Mi familia, que vivía a 500 km viene en camino. Ellos sabían que no iba a irme de un día para el otro, ni faltar al trabajo. Fui 4 años y sólo falte 2 sabados y medio dia. Mientras tanto mis amigas, mi novio y su familia siguen con mi búsqueda. Recuerdo ese día, hacia mucho frío. El comisario se comunica con mi novio preocupado; yo no aparecía, y conociendo mi situación laboral pensó: " quizás está atada en algún lugar, quizás le quisieron jugar otra broma de mal gusto". En su auto con mi novio y dos personas más salen a buscarme.

02:00 los bomberos inician un rastrillaje de búsqueda.

05:20 me buscan en una tapera a 3 kilómetros del pueblo. Todos estaban cansados, pensando tantas cosas y deseando encontrarme, yo estaba ahí pero no me vieron

06:10 suena el teléfono confirmando la peor noticia. Todos mis sueños y anhelos de vida habían terminado.

Tras ser detenido, mi femicida declaró ante la justicia que me subí voluntariamente al auto y que me mató porque quise tener relaciones sexuales y él se negó.

La mañana del 12 de julio, 08:20 hs, después de haberme asesinado se presentó a trabajar . Tengo un golpe en el ojo y en la sien, un corte punzocortante. Un bloque de cemento de 13 kilos, que arrojaron en mi cabeza con saña, me ocasionó 22 fracturas en el cráneo, sin contar las del maxilar inferior. Dejó todas mis piezas dentales rotas y me produjo la muerte.

Mi cuerpo descansa 3 metros bajo tierra en Victoria, Entre Ríos.

Hace 18 años que vivo en el recuerdo de todos los que me conocieron. Cada cumpleaños, en cada aniversario, cada día y cada ocasión especial estoy con ellos. No de la forma que quisiera, porque me quitaron la oportunidad, y recordarme es la mejor manera de darme vida.

Lo cuento yo porque Stella Maris Godoy Meoniz ya no puede.

#ProhibidoOlvidar