La radio sorprendió con la voz de Luis Cardei en Los cosos de al lado: “Sollozaron los violines. Los fuelles se estremecieron". La noticia nos conmueve porque anuncia el fallecimiento de Francisco Campabadal. El de Radio Casilda. El del tango.

El que escuchamos durante más de 50 años. El que nos escuchó durante todo este tiempo. ¿Qué va a ser? “Es un soplo la vida”, según Carlitos en Volver.

Cada día le habló a Casilda: a “los obreros rumbo al yugo”, al Caserón de tejas, a la “escena cotidiana” de Un boliche y “al chistar de una vecina, la que no cuaja en el barrio”. Como en la obra maestra de Discepolín, le habló al “mismo lodo” en el que vivimos “todos manoseados”.

Las gotas caen en el charco de nuestras almas. “Hasta los huesos calados y helados”, dice Goyeneche en Garúa: “tristeza”. Si hasta el cielo tiene ganas de ponerse a llorar.

Como en Uno, abrazó la profesión buscando lleno de esperanzas “el camino que los sueños prometieron a sus ansias”. Supo “que la lucha es cruel y es mucha” pero luchó por la fe que lo empecinaba.

Y se hizo en tangos. “Porque el tango es macho. Porque el tango es fuerte”.

Cualquiera de estas noches la voz de Nora Bilous entrará por algún balcón de la ciudad para responder las preguntas de Eladia Blázquez: “¿Cómo fue?” “¿Qué pasó?” “¿Dónde estás?”. Nuestro reloj “se ha detenido en la muñeca”.

Si como en Afiche, en la radio “están tus cosas pero tú no estás”. Por eso te lloramos. Como llora “la biblia junto al calefón” en Cambalache o como en las mesas que nunca preguntan del Cafetín de Buenos Aires los parroquianos lloraron “una tarde el primer desengaño”.

“¡Cómo olvidarte en esta queja!”, Francisco. Si sos parte de la identidad de Casilda. Seguramente tu nombre figurará en algún sitio destacado, aunque como Jorgito Falcón en Después si queres hablá, “no soy quien para un consejo”.

Te quedas adherido “como el cuarzo a la piedra. Como la luz al vuelo. Como el silencio a la muerte”, si se permiten palabras de Don Atahualpa Yupanqui.

La Cumparsita nos enseña que el tango “tiene olor a vida”, pero lamentablemente también “tiene gusto a muerte”. Por eso hoy estamos tan tristes.

Hasta siempre Francisco. Tu vida fue un tango. Sonará siempre en la radio.