Los empleados que desarrollaron su labores en las cabinas de peaje ubicadas entre Casilda y Pujato sigue sin noticias de qué les deparará su futuro. Según los pliegos que se habían firmado, el servicio se levantará a fin de mes con la promesa de reubicarlos en otras dependencias. Pero a poco más de una semana de que se cumpla el plazo, no hubo comunicación oficial con el gremio.

Unas 40 familias de Casilda y alrededores viven con angustia este momento. Día a día buscan articular reuniones con la firma que tiene la concesión -Helport-, aunque parece imposible entablar un diálogo. “Estas cosas truncan expectativas y proyectos de vida. Tengo compañeros a los cuales no sé que decirles”, relató Néstor Farías, delegado de Sutracovi, en los micrófonos de Radio Casilda. Ante la falta de definiciones, hay quienes optaron, por ejemplo, por emprender negocios propios.

La idea de la empresa es levantar las actuales cabinas y utilizar mano de obra para la construcción de una nueva estación cuando se construya la autopista Rosario-Rufino. El problema es que inmensa mayoría del personal no está capacitado para desarrollara esas tareas. Hay algunos sueñan con una prórroga, aunque eso sólo sería estirar la agonía,

Por otra parte, está en juego el valor que perdería la traza de la ruta 33, ya que se quedaría sin asistencia en caso de siniestros viales. Todo ello pasaría a manos de los municipios y comunas, y del trabajo voluntario que puedan aportar los cuerpos de Bomberos Voluntarios. Además, el recorrido ya no contaría con mantenimiento de repavimentación. Algo esencial en un camino castigado por el tránsito pesado y que se ondula con facilidad.