La cuarentena ha dejado un sinfín de historias por relatar. Algunas muy emotivas, otras para festejar y también están las que generan tristeza. Como la que involucra al cierre -casi- definitivo de una marca registrada de las fiestas infantiles en la ciudad. Los responsables de Ojo al Piojo, le bajaron la persiana al famoso salón situado sobre calle Buenos Aires, a paso de las vías de las ferrocarril.

Ulises y su hermano se habían transformado en socios en el año 2013, adquiriendo la llave de negocio de un salón que rápidamente captó la atención de papis y niños. Infinidad de celebraciones se llevaron adelante en ese amplio recinto cada fin de semana. Pero la detención de las actividades desde abril pasado, llevó al abrupto final.

"Veíamos el espejo de lo que estaba sucediendo en Europa y no era nada alentador. Íbamos a perder los meses más fuerte de laburo, porque en el invierno las fiestas suelen ser en lugares cerrados", contó Ulises a Radio Casilda. Ya en ese cuarto mes del año, cortaron por lo sano y evitaron caer en mayores pérdidas. El alquiler del local, más los impuestos, eran un combo explosivo para un negocio que factura cero.

Si bien la situación de su familia no se transformó en desesperante, ya que posee otro empleo, sí se cerró una fuente de ingreso, con todo lo que eso conlleva. Además está el factor emocional, de tener que decir basta a un lugar que siempre estuvo colmado de alegría y al que seguramente se recordará con una sonrisa. Para sus ex propietarios y para quienes pasaron por allí a divertirse al menos una tarde.