¿Por qué se come locro en Argentina durante el Día del Trabajador?
Aunque muchos lo asocian con las fechas patrias, especialmente el 25 de mayo y el 9 de julio, el locro es también protagonista indiscutido cada 1° de mayo en las mesas nacionales. El Día Internacional del Trabajador marca una jornada que para muchos es el inicio de la llamada “temporada locrera”. Una tradición que crece año a año en hogares, bodegones y hasta en restaurantes gourmet que reinterpretan este plato criollo con un toque de sofisticación.
El locro, uno de los platos más emblemáticos de la cocina nacional, combina zapallo, maíz, porotos, carnes y embutidos en una preparación espesa, sabrosa y reconfortante. Pero más allá de su receta, lo que lo vuelve especial en esta fecha es su carga simbólica. Compartir un plato de locro en el Día del Trabajador es, para muchos, una forma de celebrar el esfuerzo colectivo, la solidaridad y la unidad de los trabajadores.
La tradición no siempre fue así. Durante los años 40, cuando el primer gobierno peronista institucionalizó los derechos laborales y los festejos del 1° de mayo –que incluso incluían la elección de la "Reina del Trabajo"–. Hasta ese momento, el Día del Trabajador era considerado, como lo marca su origen, como un día de lucha y reclamos.
Las celebraciones se acompañaban con otro tipo de comidas, como empanadas y choripanes. Con el tiempo, sin embargo, el locro fue ganando terreno como símbolo de encuentro y lucha obrera. Muchos coinciden en que su aceptación masiva se gestó, justamente, en los primeros encuentros sindicales.
Hoy, la olla del locro se convierte en un espacio de pertenencia, donde cada cucharón refuerza el sentido de comunidad. En ese marco, la pregunta se vuelve inevitable: ¿qué lleva un buen locro para vos?