En la noche de este último jueves, una nena de ocho años fue atacada por un perro en el barrio Alberdi de Casilda. Debido a la magnitud de las heridas debió ser trasladada al Hospital de Niños Víctor Vilela de la ciudad de Rosario.

El susto de Juliana y de su familia continúa hasta el día de hoy. Por eso y para contar cómo ocurrió todo, su abuela Marta estuvo al aire de Radio Casilda en la mañana de este lunes. 

Allí, contó que los chicos del barrio suelen juntarse a jugar y a pasar tiempo juntos y que por eso ese jueves su nieta se acercó hasta la casa de un vecino en búsqueda de un amiguito.

Al llegar a la casa, la nena se tomó de la reja y llamó a su amigo por el nombre. En ese momento, el perro se abalanzó sobre ella y alcanzó a morderle el rostro. La niña logró desprenderse y volvió corriendo a su casa tapándose la cara.

"Cuando mi hija vio cómo tenía la cara fue espeluznante", sostuvo su abuela. "Cuando vio el hueco que le había dejado en el pómulo la llevaron al Hospital San Carlos y le dijeron que iba a tener que ser trasladada para ser intervenida sino le iba a quedar el hueco", contó.

La herida fue sufrida en el cachete, por debajo de uno de sus ojos. "Los médicos nos decían que fue una desgracia con suerte, que si agarraba el ojo no se lo iban a poder salvar o que si le agarra el cuello se desangra".

Los cirujanos realizaron una primera sutura y analizan la posibilidad de quitarle piel de la ingle a la menor para poder reconstruirle la parte dañada del rostro. Si bien la niña fue dada de alta el viernes, deberá ser intervenida nuevamente. 

Sobre el perro

El grupo de profesionales que asistió a la criatura precisaba contar con información sobre el animal agresor, era indispensable conocer si el perro contaba con las vacunas correspondientes para saber cómo proseguir. Sin embargo, según expresó Marta, "no hubo empatía del otro lado" y el dueño del perro jamás facilitó los documentos solicitados. 

El propietario del animal solicitó un derecho a réplica luego de los dichos de la abuela de la nena y aseguró que sí se mantuvo en contacto con la mamá. "Yo tuve una mudanza de familiares y perdí los cartones (documentos del animal), pero el 25 de septiembre del 2021 le puse la vacuna contra la rabia", dijo.

"Yo hablé con la mamá de Juliana y el dije que el veterinario no me podía hacer los cartones porque no estaba en Casilda y tenía que fijarse en el sistema”, contó. "La madre dejó de contestarme y me dijeron que es porque el abogado le dijo que no me conteste más. Yo estuve siempre predispuesto", cerró.

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