El frente de la Estación Terminal de Ómnibus ofrece por estos dás un panorama desolador. Es que los dos kioscos que allí estaban ubicados ya no están. En otras palabras, ya no se pueden comprar bebidas y alimentos, ni tampoco diarios y revistas.

Fabiana hace décadas que estaba instalada en el pequeño puesto de venta de material de lectura. Primero fue empleada y luego concesionaria. De un día para el otro, literalmente, debió dejar su lugar de trabajo de toda una vida. El 17 de noviembre le llegó una carta que le anunciaba que debía irse, sin embargo prorrogó su salida al menos por unos días más.

Desde la Municipalidad, primero le comunicaron que debía irse de la Terminal, pero ante su reclamo le dejaron un mínimo espacio en donde colocar un tablón y dos caballetes para ofrecer allí sus productos. Ya no pagará un alquiler, aunque sí un canon por utilizar espacio público. Los locales fueron desocupados para que en ellos funcionen dos oficinas públicas. Una de ellas sería destinada a la Guardia Urbana Municipal, y en la otra se venderían tarjetas SUBE. 

La nueva geografía de la Estación de Ómnibus contiene en la planta alta a los sectores de videovigilancia y el 911, y en la zona baja, el espacio de los radiotaxis, la cafetería, los baños, la sala de espera, dos depósitos, las boleterías de 33/9, Ranqueles y Santafesina, la oficina de la Secretaría de Agricultura dependiente del Ministerio de Agroindustria y la recientemente inaugurada oficina de la Subsecretaría de Transporte, la cual aún funciona de forma intermitente.