Luego de dos meses de mucha tensión para el sistema de salud y muchas restricciones, el séptimo mes de año mostró signos de recuperación en el ámbito local. Los contagios diarios se están atenuando aunque con una meseta que todavía es bastante alta. Sin embargo, sí se observó una diferencia notoria en los pacientes con cuadros severos y la mortalidad se redujo.

Mayo y junio mostraron la peor cara de la pandemia en Casilda, llegando a la cifra de 21 muertes en el quinto mes y 22 en el sexto. Los reportes epidemiológicos del Hospital San Carlos resultaba dolorosos para propios y extraños. Pero algo está cambiando, muy lentamente.

La segunda ola dejó un saldo de 647 positivos declarados en la ciudad durante mayo. Fue el pico máximo mensual desde el inicio de la pandemia. Y eso trajo sus consecuencias. Desde mediados de junio comenzó una desescalada tenue, que persiste hasta ahora. Aun así, la meseta de contagios es alta. Fueron 583 casos los que se registraron en junio y se llevan 517 en julio, cuando todavía resta una jornada.

La modificación sustancial se vio en el número de decesos. Hasta la noche del viernes 30 se contabilizaban 11 fallecidos a nivel local desde el inicio del mes. Una diferencia notable con sus predecesores.

Si bien hay quienes todavía se resisten a creer en sus efectos, hay dos factores alientan a creer el porqué de esta baja. El número de personas inmunizadas mayores de 18 años se están terminando de completar en su totalidad. Mientras que también influye la liberación de actividades de forma paulatina y cumplimiento de los protocolos.