Como cada semana, la Licenciada en Nutrición, Agustina Silva, nos trae claridad acerca de todo aquellos que consumimos. En esta oportunidad, y aprovechando que el fin de semana fue el Día del Veganismo, nos hablará sobre sobre las dietas que desarrollan aquellas personas que apuestan a reducir la ingesta de carne. Ya sea por salud, medio ambiente o cuidado animal.

Como primera medida, vale definir que el vegetariano es aquel que incluye todo tipo de alimentos vegetales en su consumo diario. Desde cereales, legumbres y tubérculos, pasando por verduras, hortalizas y frutas, hasta aceites, grasas, semillas y fruto secos.

Existen distintas modalidades y adaptaciones. Ya que algunos incluyen lácteos y huevos (ovolacteovegetariano), otros excluyen algunos de estos grupos de alimentos (lactovegetariano u ovovegetariano), y otros directamente eliminan todo derivado animal. Estos últimos son los auténticos veganos.

Dos aspectos son fundamentales a la hora de tomar la determinación de hacer este tipo de dietas. Por un lado, las proteínas, por otro, el hierro. Repasemos cada caso.

1-Las proteínas. En el reino vegetal hay muchas, pero no suelen completas. Están conformadas por aminoácidos. Pero, por ejemplo, los cereales no tienen Lisina. De modo que es necesaria una complementación. Que podría lograrse mediante la ingesta de legumbres. No es condición hacerlo en la misma comida, pero sí que haya variedad durante el día. Hay algunos vegetales con proteínas completas, aunque no abundan. En ese grupo se puede mencionar la quínoa, la soja, el garbanzos, los brotes y germinados.

2-El hierro. Se encuentra en legumbres, hortalizas de hojas verde, yema, frutos secos y semillas. Ahora bien, hay alimentos que inhiben la absorción del hierro hemínico (derivado de las carnes) y otras que lo estimulan. En el primer grupo se puede mencionar al calcio, fósforo, oxalatos, taninos y proteínas de soja. Mientras que en el segundo, los más destacados son la vitamina C y los betacarotenos.

El gran inconveniente que encuentran los veganos -al no consumir alimentos de origen animal- es la carencia de la vitamina B12. Por eso es tan importante el asesoramiento nutricional . Por lo general, los profesionales indican un análisis completo de sangre que contenga dosaje de vitamina B12 y homocisteína. De esa manera, se pueden conocer los valores. 

La carencia de B12 puede generar síntomas como cansancio extremo, olvidos a corto plazo, calambres y hormigueos.

Por otra parte, una alimentación basadas en plantas y con alto aporte de verduras, frutas, cereales en granos entero y legumbres. Más una práctica frecuente de actividad física y hábitos saludables, puede redundar en grandes beneficios. A saber: altas en las defensas del cuerpo humano, menos incidencias de enfermedades cardiovasculares y diabetes, y concentración del colesterol en rangos normales.

La columna de Agustina Silva en El Equipo de la Mañana.