El arresto del sicario peruano Bhel Bhoy Arbin Santillán Ríos destapó la olla. El hombre que era buscado por Interpol fue apresado en el barrio porteño de Recoleta, sin embargo en su derrotero por tierras argentinas, pasó por Casilda en el mes de noviembre del año pasado. Efectivos locales lo detuvieron -junto a otros tres hombres-, lo trasladaron hasta la jefatura y posteriormente lo liberaron en una acción que ahora es materia de investigación.

Los dos policías que lo dejaron seguir viaje al fugitivo ahora afrontan acusaciones severas y se supo que están imputados en calidad de autores del delito de falsedad ideológica e incumplimiento de los deberes de funcionario público en concurso ideal. La fiscal Karina Bartocci, es quien lleva adelante la causa.

El 21 de noviembre del 2016, ambos agentes aprehendieron a cuatro personas en actitud sospechosa merodeando la casa de un legislador local en horario nocturno. Ante la imposibilidad de identificarse, todos fueron derivados a la base del Comando Radioeléctrico. Allí se labró un acta. Las irregularidades comenzaron un par de horas más tarde, cuando los detenidos fueron liberados sin hacer ninguna consulta con la fiscalía de turno, como debería haber sucedido.

El registro de detención de aquel día desapareció y se realizó otra acta en la cual no constaba la aprehensión de los cuatro sospechosos. Sin embargo, gracias a las cámaras de seguridad del lugar se pudo comprobar que efectivamente estuvieron en dicha dependencia policíal.

Santillán Ríos, alias “Servando”, fue detenido el viernes pasado en el barrio porteño de Recoleta mientras caminaba por la avenida Libertador. Sobre él pesan cientos de delitos acumulados en la región y dos fugas. La última de ella justamente había sido en noviembre del año pasado, cuando se escapó del Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión, en su país.