El pasado 19 de marzo, en las instalaciones de la 'Benito Quinquela Martín', se vivía una jornada doblemente especial. Ese día se anunciaba la puesta en marcha de un nuevo ciclo lectivo, pero ese mismo acto sirvió para rendirle homenaje al profesor Adelqui Salomón. Quien dejaba su labor como educador y se jubilaba. Desde este espacio lo recordamos con esa alegría.

Con un aforo reducido en la sala principal, por el protocolo Covid, las principales autoridades de la ciudad y la entidad encabezaron el encuentro. Luego de los discursos de rutina, la profesora Ileana Muñoz, ex directora de la Quinquela, fue quien le habló al homenajeado. Hizo referencia al relato de Eduardo Galeano, Mar de fueguitos, y aseguró que Salomón fue una de las personas que dejó huellas en cada lugar que tocó.

Además de habilidad innata para trabajar con la madera y conocer a fondo cada material que tenía en sus manos, el profe era un gran valor cultural. Amaba a su querida Casilda y era una enciclopedia abierta de su historia. "Hay que decirle a la gente lo que significan en los demás en vida. Después no es lo mismo", aseguró Muñoz aquella calurosa tarde de marzo.

Salomón que se fue bañado entre aplausos, con los ojos cristalinos y sosteniendo cientos de regalos que se les hicieron por su compromiso con la educación. Autoridades, colegas y estudiantes ya lo comenzaban a extrañar. Ahora vivirá por siempre junto al puente rojo que se levanta sobre los durmientes de quebracho. Observando con detenimiento ese santuario que lo cobijó.