Este jueves el gobierno nacional declaró la emergencia agropecuaria en varias provincial del país, entre ellas Santa Fe, que se ven afectadas por el temporal de lluvia de los últimos días. La región, incluida dentro de la declaración, padece varios inconvenientes y aún no retiró más de la mitad de la cosecha de soja, que ya muestra una importante merma.

La resolución 165/2016 del Ministerio de Agroindustria es la que determina “el estado de emergencia y/o desastre agropecuario en la provincia de Santa Fe” desde el 1 de mayo hasta el 31 de diciembre de este año.

La declaración de emergencia agropecuaria abarca a 5 provincias: Córdoba, Chaco y Formosa y Entre Ríos. Se estima que hay unas 800.000 hectáreas de soja no cosechables, que representan casi el 4% del total sembrado.

Con esta medida, el gobierno nacional adhiere a la medida tomada por la provincia de Santa Fe días atrás, que determinó emergencia en 18 de los 19 departamentos santafesinos, exceptuando a 9 de Julio.

En el caso de Caseros, está declarada la emergencia para todo el departamento, calificando de desastre al distrito San José de la Esquina.

Esta localidad es una de las más bajas del departamento y por eso sufre las consecuencias. También un sector de Arequito está complicado. Y la zona lindante con el departamento Belgrano tiene un panorama similar. El distrito Casilda, dentro de todo, ha podido sobrellevar la situación.

Son varias las complicaciones que persisten en la región, donde se estima que la merma de la cosecha de soja va a ser de entre 1000 y 1500 kilogramos por hectárea. A esto hay que sumarle la mala calidad del grano que aún resta cosechar.

Pero otros de los grandes problemas son los caminos rurales, muchos de ellos intransitables. Hay problemas para ingresar a los campos, y es casi imposible entrar con los equipos a sacar la cosecha.

En distritos como Berabevú y Gödeken la Comuna decidió limitar a 15000 los kilos que puede sacar un camión para evitar que se quedan encajados.

Las napas están muy altas y los suelos tienden a ser menos resistentes. Por eso en ocasiones se observan máquinas encajadas en los campos.

A todo esto se le suma la falta de obras hídricas, eterno problema que padece la región y que, pese a los reiterados reclamos, no se la ha dado respuesta.

En la zona resta sacar alrededor del 60 por ciento de la cosecha de soja. De no llover, se estima que terminará saliendo más de la mitad.

Muy por el contrario, de llover unos 50 milímetros el panorama sería el peor: del campo no sale nada.

Si bien no existe un límite estricto, los días que rondan el 25 de mayo serían los últimos para levantar la soja porque para esa fecha hay que ir preparando la siembra del trigo, que debería comenzar a fin de mes.

La declaración de emergencia tanto  a nivel provincial como ahora nacional contempla beneficios para los productores, que tienen que ver principalmente con financiamientos, postergación de pagos, y demás.

Lo cierto es que los 20 días de lluvia de abril complicaron todo y cambiaron las perspectivas de muchos en la región. Rogando que no vuelva a llover y esperando poder sacar la mayor cantidad de cosecha posible, el productor sigue trabajando el campo.