Una historia de perros y bomberos tiene lugar en Arequito. Diego Sánchez quedó movilizado con el terremoto que tuvo lugar en Haití en 2012. Empezó a buscar información y se contactó con gente que formó parte de las tareas de rescate en el lugar. Se hizo amigo inseparable de un perro labrador y comenzó a hacer cursos en Buenos Aires. Más tarde se mudó a Córdoba donde empezaron a trabajar juntos dentro de un cuartel de esa provincia.

Volvió a estos pagos en la lamentable tragedia de calle Salta. Su dueño y el can se esforzaron tras los escombros que dejó la explosión y pasado el tiempo, se radicaron otra vez en Arequito.

 “Se usan perros con energía y que les guste jugar. El perro no se da cuenta de que está haciendo un trabajo sino que es un juego en todo momento para buscar su juguete. Desde muy chiquito lo acostumbramos a que el premio sea el juguete. El objetivo es felicitarlo mientras él la pasa bien. En general se acostumbra a trabajar con labradores, golden, border collies, ovejeros. Lo que es ovejeros, es línea de trabajo donde el adiestramiento es más fácil porque vienen con esa sangre” introdujo Sánchez en la charla que se emitió por Radio Casilda.

El bombero venía de trabajar en la brigada de rescate de Roldán y trajo la idea a la capital sojera. “Sumé dos perros. Un labrador que buscaba personas vivas, y una perra de la misma raza que buscaba personas sin vida. Hasta hace poco tiempo incluso, buscamos a Uriel en Carcarañá. A partir de eso se despertó la idea en otros cuatro chicos del cuartel y hace unos 20 días una familia de Arequito nos donó dos border collies. El fin de semana pasado estuvimos en una capacitación en Bigand. Los chicos están interesados y ojalá podamos conformar una brigada operativa con cuatro cinco perros para servir a la comunidad, ya que hoy sólo tenemos dos”, se ilusiona Sánchez.

La actitud que muestran los perros es de una predisposición total. Incluso para las organizaciones que plantean preocupación en función del marco en el cual se adiestran los animales, hay una respuesta para dar. “Cuando me ven que me pongo el chaleco ellos disfrutan. Se estrena con la misma ropa siempre por una cuestión de identificación. Nosotros entrenamos 15 minutos por día, y lo hacemos día por medio. Para que el perro pueda trabajar y estar operativo, demora un año o un año medio. Tiene que madurar el perro, porque si es cachorro no puede hacer el trabajo. En eso es lo mismo que una persona”, aclaró Diego Sánchez que sueña con tener una brigada operativa en el cuartel de bomberos de Arequito desde 2017.