Luego del último título conseguido hace apenas tres semanas, el entrenador que le dio cuatro estrellas a las institución Pincharrata, le comunicó a los dirigentes que ya no seguirá sentado en el banco de suplentes. Su próximo destino es incierto, pero lo concreto es que dejará un vacío difícil de llenar en la Villa Deportiva. Era entendible la posibilidad de un cambio de aire tras el desgaste que generan varias temporadas de larga competencia.

Hacia finales de la semana anterior hubo una reunión cumbre entre ambas partes. Gracias a que el campeonato se cerró de forma tempranera, había tiempo para meditar. De todas maneras, el ex entrenador de Belgrano quiso definir rápido su futuro. Sobre la mesa siempre estuvo vigente la chance de renovar el vínculo, siempre y cuando Vailatti no quisiera. Algo que finalmente no se dio.

El DT más ganador de los últimos años le bajó la persiana a un ciclo enorme. Llegó en 2015 para reemplazar a Roberto Casadei, quien había roto una sequía muy larga sin títulos en Pujato. No le pesó para nada. Descubrió jugadores que pocos tenían en sus carpetas y se llevó las coronas '15 y '16. En el 2017 se quedó en los play-offs, pero volvió a los primeros planos con todo. Sumando otros dos cetros. 

Vailatti pasó a ser palabra mayor en el Pincha, puesto que le dio al club la mitad de los títulos que posee en sus vitrinas. (Casi) siempre con la imagen del abrazo final eufórico, mirando al cielo. Se separan los caminos de dos parte que construyeron un romance fuerte. Tal vez algún día se vuelvan a encontrar, porque donde hubo fuego, arderá de por vida.