La primera final del Apertura se había definido a favor de 9 de Julio. Sin embargo, todavía restaban noventa minutos de puro vértigo. La revancha no bajó en emoción y consagró a uno de los dos como el mejor del Torneo Apertura.

El Pulgón comenzó el campeonato con serias aspiraciones y su jerarquía lo obligaba a demostrar su potencial en cada encuentro. Enfrente, el León no quiso quedarse en el molde y planteó una lucha férrea que se definió por escaso margen. En el Cemento, igualaron 2 a 2 y pasaje para final anual quedó en manos de los arequitenses.

El público local se ilusionó de entrada con el acierto de Pigliacampo. El delantero tomó el rebote de Leguizamón tras un buen disparo de Nico Castillo, y la mandó al fondo de la red. No iban ni diez minutos y la visita ya estaba abajo.

Todo cambió cuando entró en juego Germán Tarnavassa. El volante fue nuevamente el mejor de la tarde y llevó a los suyos a dar vuelta la contienda. Primero, le sirvió el empate a Tonarelli, y posteriormente, aprovechó una asistencia perfecta de Guistozzi para ajusticiar a March.

El Lagunero hizo todo lo posible para revertir la historia, de hecho, lo empató con un frentazo perfecto de Franco Basso, aunque no bastaría. 9 de Julio hizo correr el reloj y se quedó con el cetro de monarca de esta primera parte.

Los de Gustavo Raggio fueron regulares cuando jugaron por los porotos, ganaron todo lo que disputaron en casa y convencieron en los mano a mano.