El duelo, Belgrano-Nueve de Julio. El día, el domingo. La hora, 16.30. El lugar, el Nuevo Charquito. El resto es espera, ansiedad, expectativa y tensa calma. Se viene la final del Clausura y todos estamos pendientes. Será algo muy valioso para Arequito, pero no único. Hay dos antecedentes.

En 1968, los dos clubes del pueblo se encontraron en una definición. El 27 de octubre se jugó en cancha de 9 de Julio e igualaron 0-0. Una semana más tarde se vieron las caras en cancha de Belgrano y allí el local se impuso 3-1. Miguel Frulingui, Ángel Liziardi y Víctor Pastorutti dejaron su marca indeleble en la historia del Azul ya que firmaron la victoria con sus goles.

Ocho años más tarde, en 1976, volvieron a verse las caras para decidir quien sería el dueño de la LCF. Otra vez, la sonrisa quedó del mismo lado. El 31 de octubre, en su vieja cancha, Belgrano ganó 1-0 por el grito de Roberto Diluch. Y el 7 de noviembre, el eterno Atilio Mateo Lázaro fue el responsable que el resultado se repita y la Pantera sea bicampeón, dando la vuelta en el Tanque. El Gállego, ídolo de todos los tiempos, no falló en su cita con la historia.

Los dos antecedentes, favorecen a Belgrano. Pasaron 41 años de la última final y en 9 de Julio, todavía quieren desquite. El Clausura de este 2017 se los entrega. Como dice el dicho popular tan ligado a este deporte, el fútbol siempre da revanchas.