La quita de la concesión a la empresa Monticas dejó algunos grises que tendrán que ser solucionados para evitar futuros conflictos. En medio del drama de los familiares de las víctimas y el enojo de los usuarios, quedaron los empleados de la firma que por el momento sólo saben que cobrarán el sueldo del mes de febrero. Posteriormente, deberían ser reubicados aunque no hay demasiado precisiones al respecto más allá de la promesa que bajó desde el gobierno provincial de que la continuidad laboral está garantizada.

El gremio que nuclea a los choferes, mecánicos y administrativos también sintió de cerca la tragedia del pasado viernes, puesto que perdieron la vida Gustavo Souza y Aníbal Pontiel, ambos conductores de los micros. Sus compañeros ahora luchan para que se haga justicia y por mantener su fuente laboral.

“Estamos con un gran dolor por la pérdida de dos compañeros. Y de ahora en más no sabemos qué va a pasar con nuestro laburo. Ayer nos reunimos en un galpón y el gerente nos transmitió eso”, contó Ignacio Brizzio, chofer de Monticas desde hace 25 años, quien normalmente se manejaba por la ruta 9, cubriendo el tramo Casilda-Carcarañá.

Brizzio admitió que había reclamos y que, de hecho, los mismos conductores le daban aviso a la empresa acerca de las fallas. Sin embargo, los pedidos que se hacían eran subsanados en la medida que los mecánicos contaran con materiales suficientes. 

“Estamos a la espera de lo que pueda pasar, lo está manejando el sindicato. Hay una promesa de que esto va a tener una solución, pero nuestros tiempos no son los mismos que los que tienen los empresarios o los funcionarios”, declaró Brizzio con crudeza. Lo concreto es que el destino de 300 familias está en juego y lo único que esperan es la garantía de que habrá pronta respuestas.