Parece no tener solución. El presente de Huracán no es otra cosa que la continuidad de una caída en espiral aún sin que se vea el fondo o la manera de que el club vuelva a estar en el lugar que la historia le demanda dentro de la Liga Casildense. Las cuatro derrotas consecutivas del comienzo de la segunda rueda, signaron el final de la era de Román Raponi. El entrenador renunció tras la goleada sufrida contra Belgrano, y una vez más, el Zapatudo tiene vacante el puesto de director técnico.

El hombre de Alcorta, con raíces y buenos pergaminos traídos de su paso en Los Andes, apenas duró cuatro partidos, tras asumir luego de la salida de la dupla conformada por Juan Luis Aguirre y Favio Mascariño. Al no obtener puntos, Raponi tomó la decisión de renunciar y se despidió del plantel en el inicio de la semana posterior al duro traspié sufrido en Barrio Norte.

Para lo que viene, aún no hay confirmaciones. Difícil es el panorama en el seno de una institución que no ha tenido estabilidad alguna en la conducción futbolística en las últimas cinco temporadas. La dirigencia ofrecería el cargo a Marcelo Luciani, quien se encuentra trabajando en las divisiones inferiores. De la respuesta de Pipo dependería si Huracán deberá o no volver a buscar técnico.

Otro golpe a una era para el olvido en un club grande de la Liga. Huracán parece no poder corregir la traza para salir de una crisis en la que los números hablan claro, sin clasificaciones ni casi escaparle al último lugar de 2014 a esta parte, con apenas doce triunfos en las últimas 110 presentaciones en la categoría mayor.