Una luz en la penumbra de la noche. Octubre de 1978. Un grupo de amigos que se dirigían a la zona rural y fueron parte de una experiencia que nunca podrán olvidar. No había cámaras, mucho menos celulares. Sus ojos fueron los únicos que pudieron captar una fenómeno tan inquietante como atrapante. ¿Qué fue lo que sucedió? Tal vez esta noche podamos conocer la respuesta.

Los integrantes del 'Café Ufológico Rosario', un grupo de aficionados al fenómeno OVNI y asesorados por profesionales en la materia, transmitirá esta noche un nuevo capítulo de sus encuentros. El mismo se podrá seguir por la plataforma de YouTube, en el canal Demonios, a partir de las 22.

En esta ocasión, habrá testimonios de ciudadanos de la capital del Departamento Caseros. Quienes narrarán en primera persona los acontecimiento extraños que se dieron en estas tierras durante la semana del 15 al 23 de octubre de 1978. No son pocos los testigos que aseguran haber visto en el cielo cuerpos lumínicos, del tamaño de la luna, que se movían y destellaban luces de colores variados. Incluso, esos relatos valieron la visita de especialistas de distintas partes del país que pusieron a Casilda en el centro de la escena.

"La verdad de lo que se ve, jamás se va a saber", le contó Lorena Sciarrata, del Café Ufológico, a CasildaPlus.com. De lo que se trata el grupo que ella conforma es de destacar opciones que no están relacionadas a ningún movimiento astronómico y confirmar que existen realidades que por ahora escapan a la menta humana. Están allí, no se sabe lo que son, y despiertan diferentes sentimientos en quienes pudieron vivenciarlas. 

'El Café Ufológico Rosario' comenzó como una experiencia de un reducido grupo de personas y rápidamente atrajo público. Funciona hace apenas 10 meses y el pasado mes de marzo -antes de la pandemia- tuvo su último encuentro presencial a sala llena. Esta noche, tratarán en su temario a Casilda con entrevistas exclusivas. Según adelantaron sus productores, tres de los testigos de aquella semana enfrentarán la cámara para recordar el pasado que no quedó pisado.