El 15 de noviembre de 2006, la paz y armonía que había en las calles de Casilda y la región fue azotada por un fuerte temporal que todavía muchos recuerdan. Lo curioso del caso, es que este 2017, la misma fecha también dará que hablar por otro fenómeno meteorológico que llamó mucho la atención y causó temor.

 

Aquella primavera de la década pasada, el cielo se puso negro cerca de las 17 e inmediatamente comenzó a caer granizo. Las piedras, de gran tamaño, no duraron más de quince minutos y eso fue suficiente para causar destrozos. Se rompieron ventanales en escuelas, varios conductores se desesperaron por refugiar sus vehículos bajo el techo de las estaciones de servicio y, en la zona de las cuatro plazas el panorama era desolador.

 

Claro que Casilda no fue la única afectada y, en ese sentido, corrió con algo de fortuna porque no hubo que lamentar heridos de consideración. En Rosario, por ejemplo, una mujer mayor de edad fue atropellada por un automóvil.

 

No podría decirse que la historia volvió a repetirse en la tarde de ayer. Sin embargo, se tratará de otra jornada para recordar. La tormenta de tierra que se desató pasadas las 14 puso en alerta a todo el mundo. Las rutas se cortaron ante los múltiples accidentes de tránsito y la visibilidad se redujo a la nulidad absoluta. Incluso hubo bomberos afectados a la tarea de atención de siniestros en caminos rurales.  En la ciudad, los uniformados retornaron al cuartel local a las 18.

 

No es cuestión de brujería, simplemente de coincidencia. El 15 de noviembre parece no ser un día para estar en la calle.