"¡Abandonen el buque! ¡Abandonen el buque!" comenzaron a escuchar los tripulantes del ARA General Belgrano luego de las explosiones y del corte total de la energía. Eran 1093 los hombres que se encontraban allí, en medio de la Guerra de Malvinas. 

En cuestión de segundos todo se convirtió en caos, fueron muchísimos los soldados heridos por el impacto provocado por el submarino nuclear británico HMS Conqueror, que torpedeó nuestra embarcación que estaba dirigiéndose hacia la Patagonia, completamente fuera de la zona de exclusión que había limitado Gran Bretaña. 

Luego de los impactos, el barco comenzó a hundirse a gran velocidad y todo fue desesperación, era vital llegar a las balsas salvavidas y salir de allí. En este ataque, más bien crimen de guerra, murieron 323 argentinos, casi la mitad de las bajas totales de la guerra. Fue incontable también la cantidad de heridos. 

Hoy se cumplen 39 años de aquel trágico día en el que cientos de soldados argentinos debieron huir en balsas, mirando el hundimiento del buque y asumiendo con dolor la pérdida de compañeros y amigos. Ahí, sobre el mar, con angustia y miedo, después del estruendo seguido de un silencio ensordecedor, los sobrevivientes se alejaban a los gritos. Gritaban "¡Viva el Belgrano! ¡Viva el Belgrano!".