El crimen de una adolescente santafesina que cursaba un embarazo fue la gota que rebalsó el vaso en aquel otoño de 2015. Chiara Páez fue encontrada sin vida y el autor del crimen fue nada menos que su novio. El 3 de junio, el reclamo de justicia fue masivo frente al Congreso y marcó el nacimiento de un movimiento que siempre quiso visibilizar la violencia contra la mujer.

En aquella primera convocatoria, el grito de las mujeres se escuchó con euforia en ochenta ciudades del país y ganó en adhesión de grupos feministas y organizaciones sociales que velan por los derechos postergados de la mujer. En 2016, la concentración se repitió en dos oportunidades: 3 de junio y 19 de octubre. Siempre con mensajes claros y demandas legítimas, #NiUnaMenos se transformó en la bandera del feminsimo. Aunque el problema de la violencia de género está lejos de resolverse.

Sólo por mencionar a nuestro provincia, en Santa Fe ya se llevan 12 crímenes de asesinato contra mujeres en los va del 2020. Es uno de los delitos que no ha disminuido pese al aislamiento social, e incluso parece ir ganando en exacerbación contra sus víctimas. Desde que #NiUnaMenos puso el grito en el cielo, hasta la fecha, el territorio nacional contabiliza 1140 femicidios. Un número que duele sólo con leerlo.

Las estadísticas indican que el promedio nacional es de un femicidio cada 29 horas. En la jornada de hoy,  en la ciudad Capital, habrá concentraciones en Plaza de Mayo desde las 11. Los reclamos del colectivo han ido creciendo año tras año, no sólo poniendo sobre el tapate la violencia a la cual están expuestas las mujeres, sino también solicitando la aprobación del aborto legal, seguro y gratuito, y la separación del Estado con la Iglesia Católica.