Martín Costa tiene 27 años. El 17 de junio de 1992 nació en Casilda y luego de muchos años terminó viviendo en la ciudad de Rosario. Si bien hoy hace base en San Marcos Sierra, provincia de Córdoba, tanto su familia como el groso de sus sentimientos se encuentran aquí.

Parado, solo, casi sin despegar los pies del la X del piso, le explicó a un Teatro Dante repleto de que se trata ser Payaso de Hospital, en el marco de las charlas TEDx y con una empatía que recorrió cada una de las butacas del lugar.

Hoy, a la distancia, decidimos desde CasildaPlus.com charlar un rato mas con él. "En el año 2017 con un amigo que hacía teatro en Rosario y con el que formábamos parte de otro grupo de payasos de Hospital, decidimos empezar con la formación en Casilda", apuntó.

El grupo que aún hoy ejerce por pura voluntad propia en el nosocomio San Carlos, interviene en las áreas de pediatría, geriatría y adultos mayores los días sábados, llenado de alegría los pasillos y dándole color a un blanco que suele ser intenso e intimidante. "Queremos transformar un poco los espacios de salud y lo que la medicina hegemónica plantea como tal y llevar esto a lo que sería un proyecto", enfatiza y sueña Costa. Y agrega: "Dejar la idea de paciente por algo más placentero".

Respecto a la actividad en sí, el entrevistado señaló: "Nosotros vamos los sábados al hospital, nos juntamos, nos cambiamos y maquillamos y nos ponemos lo nuestro y salimos a la sala. Se trabaja por medio de la improvisación, no sabemos con que nos vamos a encontrar". Su historia en el clown surge de una cuestión muy interna familiar. Una visita a su abuelo, internado en terapia intensiva, lo llevó a hacer un clic. Una frase, una palabra: perspectiva. Que lo hizo "ir por acá", elegir el camino que hoy tan feliz transita.

La búsqueda constante en la que un artista se encuentra, la necesidad de transmitir y llegar al corazón y la esencia de otras, es lo que se siente cuando uno habla con Costa. Y al igual que él, con tantas otras payasas y payasos que nos cruzamos por la vida o por Casilda.

Poder brindar un poco de lo que se tiene, poder expresarse para lograr una sonrisa o modificar unos fríos minutos de hospital, es tal vez una de las formas mas certeras de hacer, dentro de lo que se pueda, todo lo posible para que el paso de un paciente por un efector sea lo más amable y compresivo posible.