"Salimos con la frente en alto, salimos en ambulancia y solo tuvimos el buen trato de parte de Damián y Matías, Jefe y Subjefe de nuestra comisaría, los demás sólo patoteros de la Fundación", expone Sandra Gobbo en redes sociales luego del desalojo.

El pool sojero detrás de la Fundación Honorio Bigand expulsó nomás este martes por la mañana y por la fuerza policial a la última familia que resistía en sus tierras. El desalojo se llevó a cabo en el marco de una causa en su contra llevada a cabo por la razón social, que reclama la tenencia y explotación de las tierras en las que los campesinos trabajan desde hace 102 años.

“Esta mañana temprano los desalojaron, se estaba organizando un acampe y al difundirlo la Justicia y la Policía decidieron anticiparse”, indicó Eduardo, amigo de la familia, en diálogo con Rosarioplus.com.

Según comentó el allegado a Sandra Gobbo y Oscar Marinucci, los productores agrarios tuvieron que salir en ambulancia del predio, ante la crisis de nervios causada por la presencia de ocho móviles policiales en el lugar.

"Decidieron irse porque Oscar estaba con presión alta y tenían miedo de que se descompense", señaló Eduardo.

Presa de la angustia causada por el desenlace, Sandra Gobbo lamentó: "No tuvimos opción, o nos traían en la ambulancia o nos llevaban presos. Oscar estaba descompensándose y a mí me empezaron a apretar"

La familia Gobbo-Marinucci trabajó toda su vida sobre las 58 hectáreas donde vivían, a 70 kilómetros de Rosario. Se dedicaban a la plantación de maíz agroecológico. “Teníamos el orgullo de lograr una inmensa, vigorosa y sana planta de maíz. Los vecinos pasaban y no podían creer que esas plantas no tuvieran una gota de químicos”, describe la mujer. Eran en total 50 las hectáreas que destinaban a esa plantación, según contaron en la nota anterior que publicó RosarioPlus.com

El 16 de diciembre de 2021 los integrantes de la Fundación Honorio Bigand, que reclaman la tenencia de esas tierras, ordenaron que le pasen con un tractor por encima a la producción de maíz. La familia perdió esas 50 hectáreas y quedaron en el límite. 

Las tierras en disputa pertenecen al fundador del pueblo, Víctor Bigand, quien arrendaba las parcelas a distintas familias campesinas. Bigand tuvo tres hijos, que no dejaron descendencia. La última heredera falleció en 2004 a los 95 y dejó un testamento en el que creaba la Fundación Honorio Bigand y le entregaba la explotación de 3500 hectáreas con fines solidarios y de bien público. 

La Fundación, había asegurado Sandra Gobbo, está integrada por abogados, escribanos y contadores de Buenos Aires que se dedican la siembra intensiva de soja.

Las instancias legales atravesadas por la familia fueron infinitas y aún están a la espera de la resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Sin embargo, el juez provincial Sergio Verdura, ordenó el desalojo de la familia, este martes por la mañana.