En una carta abierta Luciano Orellano, autor de la investigación “Argentina sangra por las barrancas del río Paraná”, responde al lobby agroexportador sobre la necesidad de que Argentina recupere la soberanía sobre el Paraná, sus puertos y el comercio exterior.

La misiva firmada por quien representa al Foro por la recuperación del Paraná, hace referencia a declaraciones periodísticas de Luis Zubizarreta, presidente desde hace más de 25 años de Dreyfus (empresa francesa) y de la Cámara de Puertos Privados y Comerciales Argentina, y de Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales y del Consejo Agroindustrial Argentino. 

En la nota citada Idigoras afirma que “estamos preocupados por muchas expresiones públicas de integrantes del gobierno nacional. Si bien Guerrera nos ha dado tranquilidad de que el proceso de licitación sigue su curso, por otro lado, vemos declaraciones, todos los días, de distintos integrantes del gobierno que van por el camino opuesto. Lo que deseamos es desarticular cualquier grieta ideológica posible porque no puede haber un debate ideológico por una concesión de mantenimiento de un río que sirve para beneficio de todo el país” y prosigue afirmando que “con el Estado en el control del cobro, podría aplicar criterios arbitrarios alejados de la prestación del servicio, porque, en definitiva, cuando alguien paga un servicio, como puede ser la concesión de una autopista, se está pagando por la realización de una obra determinada y la Hidrovía es exactamente lo mismo. La realidad es que no existe margen alguno para tener una tarifa más elevada que la vigente porque la Argentina está lejos de todos los mercados compradores y subir una tarifa va a promover una reducción de las exportaciones”. 

Por su parte el Ceo de Dreyfus, Luis Zubizarreta, argumenta en el mismo sentido que “una de las cosas que se objetan es el control de las exportaciones que pasan por la Hidrovía, y eso no tiene nada que ver con esta concesión porque son atribuciones que dependen de la Aduana y la Prefectura Naval”

Orellano afirma frente a esto que “estamos en una batalla ideológica” y que “los argentinos también vamos a batallar, con la ideología y los legados que hacemos nuestros de Manuel Belgrano, el General San Martín, Mariano Moreno, el “federalismo y los pueblos libres” de José Gervasio Artigas, Miguel de Güemes, Juana Azurduy, María Remedios del Valle (la madre de la Patria), Lucio Mansilla de las gestas de la Vuelta de Obligado y Punta Quebracho,  el “Che” y nuestros héroes de Malvinas, elevando su contenido por los ideales colectivos de una Patria libre y soberana”

En la carta el autor de “Argentina Sangra…” asegura que “tenemos esperanzas y confianza infinita en las reservas del pueblo desde siempre, desde su profunda y permanente historia de lucha” y da la bienvenida a “este te debate ideológico necesario”

Como en otras otras oportunidades Orellano cita para este debate las palabras ni mas ni menos que de Manuel Belgrano, quien sentenciaba que con el “infernal monopolio, se reducirán las riquezas a unas cuantas manos que arrancan el jugo de la Patria y la reducen a la miseria” y que “los países que se dedican a producir materia prima, generan desempleo en su país, y empleo en el país que la compra”.   

Descolonizar los puertos, el comercio y nuestros ríos

“Son verdaderos enclaves coloniales en materia comercial, económica, financiera. Puertos que no son públicos concesionados, son puertos privados. Un Estado dentro del mismo Estado”, afirma Orellano sobre las empresas como Cargill, Bunge, ADM y Toepfer (EEUU), Dreyfus (francesa), Cofco y Nidera (chinas), Glencore (anglosuiza, pero asociada a capitales de origen nacional como Vicentín), AGD (nacional del grupo Urquía, asociada a Bunge), Molinos Río de la Plata, entre otras, que “dominan un sector estratégico de nuestra economía y por lo tanto son  delineadores de gran parte de las políticas económicas, en alianza con los terratenientes nativos y extranjeros. Así se produce un entrelazamiento que combina el capital financiero con capital comercial, agrario, industrial, y bancario.  Además controlan eslabones principales de la cadena productiva: semilla,  insumos, fertilizantes, herbicidas, maquinaria agrícola, pools de siembra, etc”

También hace mención al como “se hicieron una fiesta con las medidas implementadas para el complejo agroexportador por el gobierno de Mauricio Macri: libre disponibilidad para liquidar las divisas, devaluación del peso y timba financiera, reducción de costos logísticos como la financiación para la principal obra del ferrocarril Belgrano Cargas, desarticulación del Senasa, locación y habilitación de los nuevos puertos, créditos millonarios del Banco Nación al grupo Vicentín, junto con una ofensiva brutal contra los derechos de los trabajadores mediante la flexibilización laboral. Además, durante todos estos años como nunca antes, las exportadoras obtienen ganancias millonarias no declaradas” 

La carta tiene un párrafo especial para el rol del nuevo ministro de Transporte Alexis Guerrera, que es reivindicado por el empresariado del sector, y que según Orellano “ponen toda su esperanza, cuyas palabras al asumir no hacen más que convalidar que la Argentina va a seguir sangrando por las barrancas del río Paraná”

También en el texto publicado este 25 de mayo se advierte sobre la falta de controles, reconocida por el mismo estado, que permite que “un tercio de la cosecha se vaya en negro”.

Con respecto a los posicionamientos políticos que generó el debate sobre el final de la concesión de los trabajos de dragado y balizamiento del Paraná Orellano felicita a “Jorge Taiana, Axel Kicillof, Carlos Del Frade, Rubén Giustiniani, Rodolfo Schwartz, Pedro Peretti, Mempo Giardinelli, Germán Mangione, a las Sras. M. Angeles Sacnun, Matilde Bruera, Mercedes Meier, Luz Olazagoitía, y a todas las voces que se expresan de quienes se han puesto de pie en la defensa de esta causa”

Finalmente Orellano plantea que las Cámaras empresariales del sector “no representan a los argentinos, representan a las cámaras mal llamadas “argentinas”, porque en su gran mayoría son empresas extranjeras. ¿Nada tienen que decir sobre Vicentín, asociada con la Glencore (anglosuiza), que nos estafó a los argentinos en 1.000 millones de dólares y no dijeron ni una palabra? ¿Nunca vieron nada? “ y advierte que “millones de “paisanos” no vamos a parar hasta recuperar nuestros ríos; nuestro comercio exterior; nuestra marina mercante; nuestra industria naval; nuestra moneda; nuestras universidades, para que el conocimiento de nuestros profesionales, científicos, investigadores, docentes, alumnos, técnicos y laburantes esté al servicio de un desarrollo y un crecimiento para la felicidad del pueblo argentino y para la igualdad”