El 2020 ha sido complicado desde todo punto de vista y el sector rural no estuvo exento. El fenómeno de La Niña sigue atentando contra las pronta y futuras cosechas. Para colmo, desde la Oficina de Riesgos Agropecuarios se advierte que la malaria podría estirarse hasta el próximo otoño. 

El ingeniero agrónomo Ezequiel Venturini, asesor y docente de la Escuela Roberto Coll Benegas, prestó su voz para Radio Casilda y comentó el padecimiento al que se están viendo sometidos los productores de la región. Las escasas precipitaciones y las pocas reservas de humedad en el suelo, hacen que la situación sea comparable a la campaña 2008-2009.

Para colmo, las altas temperaturas que regaló el final de noviembre, no hicieron más acentuar la sequía. Uno de los principales cultivos afectados fue el trigo. Los cambios drásticos en el termómetro, con meses invernales que alternaron entre días cálidos y heladas crudas, hicieron mella sobre el macollaje. Lo que repercutió en una menor cantidad de granos. Según estima Venturini, el promedio no superará los 20 quintales. Con picos de 30 quintales, en los mejores casos.

En cuanto a la siembra de maíz, no se pudo dar en la totalidad que estaba proyectada. Fueron muchos los que decidieron postergar su cultivos hasta diciembre. Mientras que otro remanente optó por el sorgo. Un grano más tentador por su precio y por no ser tan dependiente del agua.

Finalmente, queda referirse a la soja. En estos momentos debería haber concluido la siembra de primera, pero la superficie sembrada no supera el 80% en la zona. Incluso hubo productores que se quedaron sin sembrar por falta de humedad en sus suelos. Si bien todavía se está a tiempo de recuperar los rindes, se necesitan de lluvias en corto plazo. Las próximas dos semanas aparecen como claves en el calendario.