Desde 1949 esta  fecha fue establecida por el presidente de aquel entonces, Juan Domingo Perón, en conmemoración al día en que en 1812, el Primer Triunvirato, firmó el decreto que promovía la protección hacia todos aquellos que querían fijar domicilio en nuestro territorio.

Las grandes oleadas migratorias, un país con oportunidades para los extranjeros.

A partir del inicio de nuestro país como una nación independiente hasta hoy, existieron extensas olas migratorias. Precisamente, la Revolución Industrial permitió que con los avances tecnológicos que se consumaron, se concrete la construcción de barcos a vapor, y de esta forma, multitudinarias cantidades de trabajadores de Europa pudieron acceder a movilizarse hacia otros países en busca de oportunidades. Algunos de los focos más elegidos por los europeos para realizar estas inmigraciones fueron: Estados Unidos, Brasil, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Argentina.

En el año 1850 aproximadamente, iniciaron en nuestro país, una gran cantidad de desembarcos de inmigrantes europeos que perduraron por un siglo. En su mayoría italianos y españoles fueron poblando de a poco las zonas rurales del territorio nacional; más tarde irían expandiéndose hasta las metrópolis. En menor medida, pero de manera considerable, habitantes tanto de Europa del Este, como de Alemania, Suiza, Francia, Gran Bretaña y los países nórdicos arribaban a nuestros puertos durante este periodo.

Hacia finales del siglo XIX, la economía Argentina se hallaba en su auge, y esto permitió que sea considerada el principal objetivo de los europeos, por sobre las otras naciones, para migrar y establecerse. El inicio de la I Guerra Mundial en 1914, produjo la evacuación masiva de civiles en Europa en busca de un destino seguro; el territorio argentino, además de contar con una economía en expansión, poseía políticas flexibles de inmigración, por lo que fue una de las opciones más escogidas. Incluso hasta años más tarde al final de la II Guerra Mundial, las multitudinarias migraciones europeas en este país continuaron existiendo.

A pesar de que en 1950 la inmigración europea mermó, se gestó un proceso de migración latinoamericana hacia nuestras tierras. Desde aquel momento hasta hoy, los inmigrantes comprenden más o menos el 5% de nuestra población, proviniendo mayoritariamente de Bolivia y Paraguay; y siendo en menor proporción aquellos originarios de Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Venezuela, España e Italia.

La diversidad cultural que existe e inclusive existió en nuestro país es una realidad. Los grandes flujos migratorios que recibió Argentina desde su creación, impulsó al desarrollo de un modelo de país multicultural, que influyó en la existencia de las múltiples tradiciones que nos representan actualmente.