Un día como hoy pero de 1915, mientras transcurría una de las mayores contiendas bélicas de la historia de la humanidad, el Imperio Alemán lanzaba una ofensiva sobre el Imperio Ruso mediante la utilización de armas químicas. Lo que no esperaban, era que sus enemigos, en un estado moribundo, impongan una defensiva que los dejaría atónitos.

I Guerra Mundial: Un conflicto armado del que el mundo estuvo involucrado. 

Este conflicto, denominado también “la Gran Guerra”, tuvo lugar sobre todo en Europa durante los años 1914 y 1918. En él participaron una gran cantidad de países divididos en dos bandos, los cuales peleaban por sus propios intereses. Por un lado se encontraban las Potencias Centrales; pertenecían principalmente a estas: el Imperio Alemán, Imperio Austrohúngaro, Imperio Otomano y Reino de Bulgaria. Por otro lado, la Triple Entente, que contaba con potencias como: el Imperio Británico, Francia, Italia, Australia, el Imperio Ruso, Estados Unidos y el Imperio de Japón.

Lo que desencadenó esta conflagración fue el asesinato del Archiduque de Austria en manos de un joven nacionalista Serbio. Sin embargo, este hecho fue una justificación para que las tensiones que mantenían las grandes potencias, debido al imperialismo expansionista, explotaran.

Pesadilla en las trincheras: Paciencia, hambre y enfermedades; una constante que les tocaba atravesar a los hombres del frente. 

La I Guerra Mundial se caracteriza por los combates librados en las trincheras. Existían elaborados sistemas de trincheras subterráneas que estaban enfrentados unos con otros; los metros que las separaban se denominaban “tierra de nadie”, aquellos que se atrevieran a recorrerlos corrían el riesgo de ser alcanzados por  francotiradores, ametralladoras y trampas. 

Cada bando contaba con miles de hombres en el frente. La movilización de estos significaba una gran suma de bajas para ambas partes. Por lo tanto, los ejércitos transitaban una significante cantidad de días en sus posiciones. Además de que las condiciones climáticas y sanitarias eran deplorables, los soldados debían sufrir del bombardeo enemigo diario.

Cabe destacar, que en dicha época preponderaba  la utilización de armas de fuego, explosivos, artillería y todo tipo de vehículos; e incluso se impulsó la utilización de armas químicas, como lo fueron los gases tóxicos.

Ataque de los Hombres Muertos: Batalla de Osowiec.

El 6 de agosto de 1915, los alemanes, tras varios intentos fallidos, lanzaron una nueva ofensiva para poder sobrepasar a los rusos en la Fortaleza de Osowiec. A pesar de contar con una diferencia importante de hombres, no podían atravesar las líneas enemigas; por lo tanto esa madrugada, dieron comienzo al ataque por medio de un bombardeo de artillería con obuses de gas fosgeno. Éste siendo uno de los más letales gases utilizados durante la I Guerra Mundial, tenía múltiples consecuencias, como por ejemplo quemadura de ojos y piel; y a su vez producía la desintegración de los órganos internos de quienes lo inhalaban.

 Tras el bombardeo, los rusos apenas contaban con equipamientos para poder contrarrestar la intoxicación, debido a su inexperiencia con el empleo de armas químicas, y a su reciente participación en la guerra. Los soldados que defendían la fortaleza pudieron apenas sobrevivir, ya que contaban con limitadas máscaras antigás  y  es por esta razón que recurrían a tapar  sus vías respiratorias con telas  humedecidas con agua u orina. 

El gas ocasionó en la mayoría de los soldados defensores efectos irremediables, pero esto no impidió que ellos lucharan hasta el final. A pesar de sus pieles carbonizadas, la desintegración de sus órganos y lo que conllevaba a su posterior expulsión a través de la boca; impusieron una defensiva hacia aquellos militares alemanes que avanzaban confiados hacia una victoria asegurada. 

Fue así que de repente, los atacantes comenzaron a oír el típico grito de guerra de 60 sobrevivientes rusos, que sin importarles las bajas sufridas, sus deplorables estados y sus cercanías a la muerte, corrieron hacia los alemanes que entraban de manera apaciguada al Fuerte.  De este modo, los germanos totalmente sorprendidos por la valentía y la aterrorizante apariencia de los rusos, huyeron horrorizados hacia sus líneas.

Al día siguiente, los alemanes, conociendo el destino que les deparaba a sus contrincantes, tomaron la fortaleza de una forma sencilla. Esto se debe a que los intrépidos combatientes rusos yacían acabados, puesto que el efecto del gas mortal había concluido su tarea. Pese a que finalizaron perdiendo la batalla es innegable la labor de estos  soldados apodados “muertos vivientes”, ya que, siendo superados en todo momento, nunca se dieron por vencidos.