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El Club de los Abuelos es una institución que funcionaba dentro de las instalaciones de la vecinal de barrio Alberdi. Todos los mediodías, decenas de ancianos que se encontraban en una situación precaria, almorzaban en ese espacio. Tiempo pasado. No llegan los fondos que solventaban los gastos y los almuerzos se cancelaron.

Alrededor de cuarenta abuelos se quedaron sin una ayuda clave. Cada día, dos cocineras se disponían a prepararles la comida a los ancianos que llegaban hasta la vecinal y preparaban una cantidad de viandas para aquellos que no podían movilizarse. En la actualidad, el panorama muestra sillas y mesas vacías y la cocina inactiva. El panorama que se ve en Alberdi es desolador. 

No solo pasa por satisfacer la necesidad alimenticia, sino también la afectiva. Personas que cobran una jubilación mínima, gente que no tiene cerca su familia, adultos mayores con una salud endeble. Todos tenían un lugar de encuentro en donde compartir un momento que ya pasó a la historia.

Desde Pami argumentan que envían los cheques y que en el Banco Nación, no entregan los fondos al Club de los Abuelos porque no está firmado el certificado anual de subsistencia de la personería jurídica en regla para acreditar la ayuda. Los aportes personales y las donaciones no son suficientes. Si la situación no se regulariza, las puertas seguirán cerradas.