Con una inversión de $4.413.370, esta semana, la Facultad de Ciencias Veterinarias recibió e instalo un rotocompostador, así lo dio a conocer el decano Mariano Garate, en sus redes sociales.

Garate expresó: "la adquisición de este equipo, con nueva y revolucionaria tecnología para biosoluciones, se encuentra enmarcada dentro del Plan Estratégico (PEFAV), donde uno de los tópicos abordados hace hincapié en el Programa Integral de Manejo de Residuos".

Este programa se fue cumpliendo dentro de la facultad, ya que erradicaron el basural a cielo abierto que había dentro del predio. Por este motivo, el decano dijo lo fundamental que es avanzar en el tratamiento de los residuos generados por animales y material de origen animal.

Marino comunicó: "nuestra Facultad se convierte en la primera institución educativa en adquirir este tipo de equipamiento exclusivo en la región".

 Agregó: "se evaluó, a su vez, la capacidad productiva del rotocompostador y a futuro, se prevé abrir el proyecto para brindar un servicio a la comunidad (clínicas y profesionales veterinarios y Municipalidad de Casilda) porque el problema de la disposición de cadáveres animales no es exclusivo de la facultad".

Sobre el rotocompostador el decano dijo "es una nueva tecnología, que genera un proceso biológico de degradabilidad de restos orgánicos, cuyos residuos se agregan en un contenedor en forma de tambor, al cual se le suma un material de carga como fuente de carbono (virutas, restos de poda, etc.). El material es agitado, mezclado y aireado, posibilitando una descomposición acelerada del contenido. El movimiento, la temperatura generada por los microorganismos y, principalmente, el oxígeno dentro del tubo, facilitan y aceleran el proceso natural de descomposición de la materia orgánica, reduciendo la duración del proceso a unos pocos días".

Además, dijo que el nuevo equipo no produce olores ni lixiviados y otorga aislamiento inmediato del entorno, evitando la presencia de animales y vectores.

De esta manera, la Facultad de Ciencias Veterinarias asegura una transformación higiénica de los restos orgánicos, en un material asimilable por el suelo y las plantas.