Los casos de intoxicación que se dieron en el municipio bonaerense de Berazategui despertaron un sinfín de conjeturas y alarmas. Pero también sirvieron para recordar algo tan básico como son los cuidados que se deben tener en la cocina para evitar que organismos que nos pueden hacer daño ingresen al nuestro cuerpo.

Lo primero que hay que hacer es definir qué es la contaminación cruzadas. Se trata, simplemente, del traspaso de microorganismos de un alimento crudo a uno que ya está cocido. Un descuido puede producir enfermedades ligadas a bacterias como la salmonella, la escherichia coli, y la shigella). Afectan al organismo desde cuadros de gastroenteritis a otros padecimientos más agudos.

La contaminación cruzada no se limita únicamente a carne cruda. También puede haber bacterias en cáscaras de huevo y huevos crudos, vegetales sin lavar o mal lavados -siempre hay que hacerlo con lavandina-, tablas -hay que utilizar las plásticas-, utensilios y mesadas, y por supuesto, en las manos.

En el caso de el huevo, lo correcto es lavarlo siempre antes de su consumo. No en el momento que se compra y luego guardarlo en la heladera. La cáscara tiene poros y una película protectora, que se retira en el momento del primer lavado.

Para las verduras, lo ideal es lavar cada una bajo el chorro de agua fría y luego, llenar la bacha y agregar lavandina apta para la desinfección. Si el producto es de buena calidad, corresponden unas cinco gotas por litro.

¿Cómo se evita la contaminación cruzada?

  • No cortar en la misma tabla la carne cruda y la carne cocida
  • No almacenar carnes cocidas, ni postres, lácteos o alimentos listos para el consumo debajo de la carnes crudas en la heladera
  • Después de tocar carne cruda o huevo, lavarse las manos
  • No utilizar tablas de maderas, tienen poros donde quedan alojados los microorganismos