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El recuerdo de los días que cerraron el 2001 y abrieron el 2002 trae imágenes imborrables. La crisis económica del país, en el apocalipsis de la convertibilidad implementada por Domingo Cavallo en 1991, derivó en una explosión de alcance nacional. La caída del gobierno de Fernando De La Rúa, los cinco presidentes en una semana. De por medio, saqueos, cacerolazos, y protestas cuya represión dejó 39 muertos. Un estallido que sería el preludio del corralito y la devaluación implementada por el ministro Jorge Remes Lenicov, quien duró poco más de tres meses a cargo de la cartera de Economía.

En ese contexto, una de las réplicas de aquel terremoto social, tuvo su epicentro en Casilda, por entonces con 3500 desocupados, trabajadores suspendidos en todas las empresas y gran cantidad de productores rurales endeudados con el Banco de la Nación. El 15 de enero de 2002, diversas organizaciones convocaron a una movilización por las calles de la ciudad: el Casildazo. Alrededor de 10000 personas (una tercera parte de la población según el censo realizado dos meses antes), se dieron cita por las arterias céntricas. 

Y desde allí, alrededor de las 11, marcharon, arremetiendo contra los bancos, los entes recaudadores de impuestos (AFIP y API) y empresas de servicios como la EPE y la por entonces Aguas Provinciales, bajo la concesión de la firma francesa Suez. La manifestación adquirió un nivel insospechado e inédito para los casildenses, sólo comparable con el primer Casildazo, un alzamiento contra las autoridades municipales efectuado en marzo de 1971 tras la inundación registrada por el desborde del arroyo Candelaria.

Antonio Luraschi, integrante del Centro de Jubilados y Pensionados, evocó aquel verano de hace 16 años: “La Argentina venía de muchos años de crisis y los gobiernos hacían que el pueblo pague la fiesta que ellos hacían. El pueblo de Casilda salió a reclamar en una movilización masiva que abarcó a todas las capas sociales y tuvo repercusión a nivel mundial, poniendo en claro el fracaso de las recetas del Fondo Monetario Internacional”.

El movimiento desbordó a la policía local, que debió ser reforzada con las Tropas de Operaciones Especiales (TOE), arribadas desde Rosario. Hubo heridos y detenciones, y luego una nueva marcha solicitando su liberación. Los hechos tomaron una repercusión inusitada para una localidad de 30000 almas, llegando a todos los medios masivos nacionales e internacionales, incluyendo a la BBC británica. Suficiente magnitud como para que, 16 años más tarde, el Casildazo siga firme en la memoria de cada habitante de la ciudad.