Se veía venir. El famoso "último primer día de clases" es todo un acontecimiento para los jóvenes que cursan su año final de secundaria y los estudiantes casildenses no son excepción. Este particular festejo de "previa" se puso de moda y, advertidas de la situación, las autoridades municipales se reunieron previamente con los directores de las escuelas en un intento por mantener todo bajo control. Pero no lograron impedir el ruido, que se sintió con fuerza este jueves de madrugada.

El municipio, a través de inspección general, y la policía detectaron casos puntuales y labraron actas correspondientes en los establecimientosa afectados por ruidos molestos, pirotecnia. También por la acumulación de basura en lugares públicos. Los directores asumieron el compromiso de informar el listado de alumnos y el Tribunal de Faltas es el que debe sancionar. Pero no se sanciona a los chicos porque son menores: entonces, los que pagan son sus padres.

"Es un pedido de los directores, no es solo del municipio. Lo primero que hace el Tribunal de Faltas es evaluar el gravedad del hecho. Como dice la ordenanza, los padres se tienen que responsabilizar de lo que hizo su hijo siendo menor", aclaró el secretario de Gobierno Pablo Tomat, en Radio Casilda

Este jueves, cerca de las 4.15 de la madrugada, Romina, vecina de la zona céntrica, hizo su denuncia en la policía. Los agentes le respondieron que los comandos estaban dando vueltas por la zona porque ya habían recibido otros reclamos pero en la Plaza de la Rotonda los chicos siguieron festejando.

"Llamé a Seguridad Ciudadana y al rato empecé a escuchar "No nos vamos nada". Nadie se fue, los gritos siguieron. Eran las 5.30 y llamé al Colegio Misericordia para que me dieran una respuesta. Me atendieron al tercer llamado, a las 6.15, y me dijeron que no tenían responsabilidades. Yo quería dormir porque tenía que trabajar", declaró Romina, una de las damnificadas.

Las clases se iniciaron y los chicos comenzaron con sus festejos. Hasta el momento, no hubo penas registradas para ninguno de ellos, ni tampoco para sus padres y los vecinos se fueron a trabajar sin pegar un ojo.