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Ganar se le hizo costumbre. En la década pasada y en el inicio de la actual, Atlético Pujato llegaba a instancias determinantes y se caía, pero desde 2014 hasta la actualidad, le cambió el panorama y la racha pasó a ser positiva. Este domingo, se consagró tricampeón por primera vez en su historia.

En Arequito se impuso hace siete días, por 2-1. Ese éxito lo ponía como favorito para quedarse con las finales anuales, en su casa y ante Belgrano, herido anímicamente y desgastado en el aspecto físico de algunos futbolistas.

Los 90' minutos del trámite fueron un reflejo de lo que hizo el equipo de Horacio Vailatti durante la temporada. Fue efectivo sin brillar. Sólido, dejando poco para analizar, y oponiendole una resistencia enorme a su oponente. El Azul no lo preocupó. El sistema funciona y disimuló la baja del capitán Dante Rossi. 

Una aparición le bastó a Germán Tarnavassa para coronar su gran temporada. El máximo factor de desequilibrio del año de Pujato, encaró y superó mano a mano a Zucolotti y cuado Favaro cerraba, remató, la bola dio en el defensor y se le hizo imposible a Moratta. Sello característico de este elenco, ue 1-0 y a cobrar.

Para el final quedaron los festejos. Se empañaron por las provocaciones de hinchas locales a los jugadores visitantes que se iban aplaudidos por su público. Innecesario, poco feliz y demasiado permisivo por parte de la seguridad que debió evitar el hecho.  

Desde lo deportivo, es justo que el equipo de Vailatti sea campeón. Ahora se mtió definitivamente en la historia. Sumó una nueva estrella y en este 2016, gritó tricampeón.