Desilusión. Esa es la palabra que mejor describe el sentimiento del seguidor del básquet de Alumni. El de este viernes era un juego muy esperado. Los dos candidatos a ascender a la Primera A de la Rosarina se veían las caras en el Planchado Marcuzzi aunque un solo equipo dio la talla: Temperley. El Negro tuvo un juego sin fisuras y justificó la diferencia. Se impuso por 83-65 ante su más próximo perseguidor.

Ya en el primer cuarto llegó a sacar quince de ventaja y esa brecha apenas si pudo acortarse en el tercer período. La clave del Alazán es que Javier Bulfoni jugó prácticamente solo. El único capaz de tomar decisiones y tiros importantes. Cerró su planilla personal con 23 puntos y casi no participó en el último cuarto. Su reemplazo fue la rendición definitiva. Logicamente es la referencia del equipo, aunque ante una escuadra de un funcionamiento tan aceitada como la de Marcelo Roig al Tuky le faltó compañía. Apenas unos aportes de Andrés Arán bajo el aro y la siempre bienvenida desfachatez del Colo Rava que entró para revolucionar a sus compañeros y al rival en el mejor tramo del local.

Temperley jugó como equipo. Un rendimiento alto y parejo de todos, hizo que se alce con una victoria fundamental en Casilda. El plantel rosarino lo celebró de esa forma, sabiendo que si gana su pendiente el martes, pega la vuelta a la A.

El Alazán se enfoca en el segundo ascenso. El numeroso público que lo acompañó en este duelo debe saber que fue una mala noche y que la campaña no está arruinada ni mucho menos. Para los de Nico Botti, ahora queda levantar cabeza y pensar en los play-off.